Seguimos con la lista de errores clásicos que cometen las empresas en su estrategia de márketing online, siempre con la vista puesta en mejorar la comunicación y aprovechamiento de las herramientas que nos da Internet.
- Ignorar el SEO. Para quien a estas alturas de la revolución digital las siglas SEO le suenen a chino, debe saber que está viviendo en una completa y absoluta ignorancia. Y lo peor de todo: ese desconocimiento le perjudica sin saberlo. Gracias a las técnicas SEO, esto es, el posicionamiento web, nuestra página corporativa puede aparecer entre las primeras opciones en una determinada búsqueda de Google. Esto es importante: una inmensa mayoría, por no decir un 100%, de los usuarios nunca pasará de la primera página, es decir, de las primeras diez opciones propuestas por el buscador. Ser una de esas opciones es tan importante como cualquiera de las maravillas que pueda esconder la web en sí misma.
- Primar la información al atractivo visual. La información trabajada, veraz y de calidad es importante. La imagen, aún más. Vivimos en la era del audiovisual, y cuando existen diseños de gran potencia visual que sorprenden y enganchan al usuario, una empresa no puede conformarse con una plantilla estándar o un diseño pobre para su web corporativa. Lo mismo se puede aplicar a las redes sociales: no basta con enviar mensajes, hay que añadirles fotografías, vídeos, gifs o cualquier otro recurso que los hagan más entretenidos, dinámicos y atractivos. Sólo así podremos captar la atención de unos usuarios acostumbrados a lo mejor en el entorno web.
- No usar las analíticas web. Fallo tremendo. ¿Cómo saber qué funciona y qué no, qué tipo de usuarios frecuenta nuestros espacios, de qué nacionalidad o con qué frecuencia, si entran a través de Facebook, de Twitter o de Google? Son muchos los detalles que una buena web estadística, como Google Analytics, nos puede ofrecer para mejorar nuestras estrategias en Internet.
- En consecuencia, no conocer a tu usuario. La consecuencia del punto anterior es, por tanto, el desconocimiento total de qué tipo de usuario es el que más llega a tus contenidos. Esto es más grave de lo que muchos piensan, pues las estrategias y diseños inamovibles siempre serán un punto débil para la empresa. Los usuarios quieren ver movimiento, cambios, novedades.
- No tener un plan de comunicación de crisis online. Hay numerosos ejemplos de crisis que pueden acontecer en Internet, desde el comentario desafortunado que ha hecho tu Community Manager (el reciente caso del CM de FNAC comentando temas políticos en Twitter, por ejemplo) hasta la invasión de un hacker en tus contenidos. La reputación, como bien saben las empresas, es algo difícil de ganar pero muy fácil de perder. Internet ha intensificado este hecho, y es por lo que se hace más necesario que nunca establecer un plan de comunicación de crisis (en general, y especialmente online) para definir los protocolos de actuación y reacción ante alguno de los problemas que comentábamos. Esto nos evitará una descoordinación de movimientos ante una crisis que, os aseguro, acaba ocurriendo.
- Ser alguien del montón. Ser demasiado polémico o visible puede ir en contra de una empresa, pero está claro que ser invisible es muchísimo peor. Ya lo dicen: no hay mala publicidad, sólo publicidad. El caso es que definir una imagen o estrategia de marketing online que te haga ser uno entre un millón carece totalmente de sentido. El objetivo de este tipo de estrategias es, precisamente, destacar a la empresa determinada entre una jungla de nombres y enlaces, hacerla brillar entre la multitud. Y eso sólo se puede conseguir trabajando en un plan de comunicación y de marketing online en condiciones, sabiendo dónde estamos, qué queremos y, sobre todo, qué somos.
- No tener mentalidad de negocio en ámbito online. Todas las estrategias habidas y por haber, ya sea en redes sociales o en la web corporativa, están ahí para sacar un beneficio, no sólo para hacer bonito. Si estás ventanas sólo son una vía de comunicación sobre nuestro trabajo u objetivos, el rendimiento económico no es una prioridad, pero si, en cambio, es esa nuestra vía de financiación, o tenemos una tirada muy potente en Internet, hay que saber sacarle provecho. Esto se consigue a través de diferentes opciones, como puede ser la publicidad en la web y otras formas de ganar dinero online.
- Pensar que una vez creadas las cosas no hay que cambiarlas. Como comentábamos antes, el inmovilismo nunca será una opción a considerar si se quiere triunfar con el marketing online. Hablando llanamente, la gente se aburre de las cosas. Y más en la época que vivimos, en la que los usuarios van hacia donde hay más dinamismo, más brillo o interés. Además, es una cuestión de limpieza de imagen. Sin perder los elementos (colores, logo y demás) que nos identifican como empresa, hay que vivir en una renovación constante no sólo de las estrategias (adaptadas al momento, los objetivos presentes, las necesidades, etc.), sino también a las maneras de comunicar a través de Internet y de vendernos al exterior. Adoptar los nuevos lenguajes, jugar con el humor de Internet e integrarnos en el ecosistema en el que viven millones de usuarios deben ser nuestros objetivos desde el primer momento.
- No contar con ayuda profesional. Si entre todos estos errores, los de esta lista y también los enumerados en la primera parte, has encontrado tus propios tics y manías, esas maneras de llevar tu comunicación online, sólo podemos recomendar que busques asesores profesionales. No debemos seguir considerando la presencia online como algo menor, porque, totalmente al contrario, es algo capital en el mundo de hoy. Pedir ayuda nunca será un error.