Si hay un concepto en boca de todos los medios de comunicación, y también de la comunidad online, ese es el de influencer. Otro anglicismo para referirse a una persona con cierta influencia social y mediática, una figura pública que disfruta de una serie de seguidores a los que influye notablemente.
Nos referimos a youtubers, celebrities, blogueros/as y otros protagonistas del panorama actual en internet. Y es que hablamos dentro del medio online porque la palabra surge de la necesidad de definir a esos sujetos que hasta el momento habían sido inclasificables, aquellos que se escapaban de las normas sociales clásicas de influencia. Son gente que no se ha hecho influyente por salir en la televisión, tener una gran inteligencia o haberse casado con un torero. No. Son gente que empezó a desarrollar su pasión gracias a las facilidades que otorga internet y que, casi sin darse cuenta, se han convertido en un auténtico fenómeno de masas. Huelga mencionar a El Rubius, una eminencia en Youtube.
Ha habido un cambio en el modelo de referencia. Vivimos en un nuevo paradigma dominado por la era del internet de las cosas que ha vapuleado todas las técnicas (publicitarias o no). Antes eran cantantes, tertulianos televisivos o toreros los que eran capaces de mover masas. Y no nos engañemos, lo siguen haciendo. Pero sería un error ignorar la cantidad de gente que mueven, igual o mayor que los anteriores, las personalidades surgidas de la comunidad online. Es en ellos en los que tenemos que apoyar una nueva visión de futuro en el marketing de nuestra empresa.
Patry Jordan, influencer
¿Cómo puede beneficiarme un influencer?
En realidad, las cosas no han cambiado tanto como parece. Igual que antaño, la opinión que más influye en la gente es la que le cuenta alguien conocido. Más allá de grandes producciones o campañas de marketing, lo que más consigue llegar a la gente es el modo y la persona en la que se transmite el mensaje. En este caso, un influencer puede ser, en su sector concreto, un arma infalible de transmisión de ideas publicitarias.
Es por eso que contar con una figura de este tipo puede otorgar a una empresa dos ingredientes fundamentales: credibilidad y visibilidad. El primero, porque su capacidad de influencia se debe a un alto nivel de confianza por parte de sus seguidores, y esto es inevitablemente un punto en favor de hacia donde enfoque sus recomendaciones. Y el segundo, porque es evidente que una cara conocida engalana toda una producción de publicidad. Además, en este último punto, no tenemos que recurrir a grandes salarios para sobrevaloradas celebrities, puesto que un influencer no tiene porqué ser necesariamente alguien que pida grandes sumas de dinero.
De este modo, la youtuber Patry Jordan es una excelente imagen para un fábrica de instrumentos deportivos igual que lo es El Rubius para empresas de videojuegos. Todo consiste en encontrar una estrategia adecuada al producto o servicio que se quiera ofertar.
Esta es sin duda una estrategia adaptada a los tiempos nuevos. Porque el cliente ya no quiere una publicidad evidente, obvia, simplona. Lo que funciona en la era de la inmediatez y la espectacularidad es, paradójicamente, la sencillez de una recomendación (aunque no de cualquiera). Ya sea a través de Facebook, Twitter y (sobre todo) de Instagram y Youtube, los clientes potenciales que viven en internet (a día de hoy, una mayoría que va en aumento) recibirán el mensaje de forma más rápida y efectiva.
Por ello, pon un influencer en tu vida.